Invertir en arte siempre ha tenido algo de enigmático. No solo se trata de comprar una obra, sino de adquirir un pedacito de historia que podría convertirse en un activo valioso. Sin embargo, ¿es realmente rentable?

Costes ocultos que no puedes ignorar

Lo primero que hay que tener en cuenta son los costes de transacción. ¿Sabías que en una subasta los gastos de intermediación pueden superar el 30% del precio final? Además, hay que sumar seguros, transporte e impuestos, que varían dependiendo de dónde compres y cómo muevas la obra. Al final, los retornos no siempre son tan jugosos como parecen sobre el papel.

Arte e impuestos: una relación complicada

Hablar de fiscalidad en el arte es un terreno pantanoso. Según el país, los impuestos pueden cambiar drásticamente. En ciudades como Londres, por ejemplo, si compras una obra y decides repatriarla, el panorama fiscal puede darte más de un quebradero de cabeza. Este es un detalle que muchos inversores pasan por alto, pero que impacta directamente en la rentabilidad.

Más que números: emociones y prestigio

El arte no genera ingresos directos, como los dividendos de las acciones, pero sí algo mucho más intangible: prestigio, satisfacción personal y, para algunos, un legado. Muchos coleccionistas valoran más lo que poseen de lo que estarían dispuestos a pagar por ello (algo conocido como endowment effect). Además, solemos olvidar el coste de oportunidad: ¿y si ese dinero inmovilizado se hubiera destinado a otra inversión?

El mercado del arte también tiene sus caprichos: lo que hoy está en tendencia, mañana puede pasar al olvido. Retratos contemporáneos, por ejemplo, suelen tener un valor sentimental más que económico, mientras que los históricos pueden adquirir importancia documental con el tiempo.

¿Entonces, vale la pena?

Invertir en arte es un juego entre lo racional y lo emocional. No siempre se trata de rentabilidad financiera; para muchos, el placer estético, el prestigio o la idea de conservar un legado son suficiente recompensa.

Así que la pregunta no es solo si es rentable, sino si estás dispuesto a asumir los riesgos, los costes y las sorpresas de este mundo tan particular. ¿Tú qué opinas? ¿Te lanzarías a invertir en arte?